—Todos, ¿por qué no está el Sr. Yang aquí? —Li Daochen le preguntó a Qi Yutang y a los demás.
El Maestro Kongji y los demás también miraron hacia Qi Yutang y los demás.
—Yang Luo dejó la Secta Luo Celestial anoche para recoger a un amigo —dijo Su Qingmei—. Me llamó hace poco y dijo que ahora estaba de regreso.
—No pasa nada —sonrió Li Daochen—. No hay ningún problema en que esperemos.
Miao Tianhong estaba perplejo.
¿Todavía no había regresado el Sr. Yang?
Sin embargo, tenía sentido. Desde la Secta del Dios Brujo hasta el Monte Tai, se podía decir que había miles de kilómetros entre ellos.
Además, el Sr. Yang y el simio blanco estaban caminando por las carreteras de montaña.
No importaba cuán rápido fuera el simio blanco, era imposible que llegaran tan rápido.
Después de que llegaran las ocho grandes sectas...
—¡Hermanos, hemos llegado! —se podían oír voces.
—¿Esta es la Secta Luo Celestial? ¿No es demasiado hermosa? —Todos los presentes se giraron.
