Cuando vio a Yang Luo, recordó la escena en la que casi fue asesinado por Yang Luo hace poco tiempo.
¡Lo más importante, su Artefacto Sagrado había sido arrebatado por este mocoso!
¡Eso era una humillación eterna en su corazón!
Yang Luo dijo fríamente:
—Viejo, creo que son ustedes los que me están persiguiendo a mí.
—¿Por qué hay perros como ustedes dondequiera que hay disputas?
Él también reconoció a Raquelle y al Rey Demonio de Cien Brazos.
Anteriormente, había luchado contra estos dos tipos. Ambos habían sido derrotados por él.
Sin embargo, no conocía a los otros tipos.
—¡Sr. Yang, por qué estás aquí?! —la Bruja de la Muerte preguntó sorprendida.
La Diosa del Destino también miró a Yang Luo con confusión.
Después de todo, no sabían que Yang Luo había ido a la sede de la Corte Imperial Santa para desafiar al Rey de la Creación y al Rey Prisión Sagrado.
Yang Luo dijo:
—Es una larga historia. Te lo contaré en detalle después de que se resuelva el asunto.
