—El General Dragón sopló las hojas de té en su taza y dijo con una sonrisa:
— Señor Park, no se apresure a tomar una decisión. No es demasiado tarde para decidir después de escucharme.
—Park Son-won dijo con una expresión fría:
— Sr. Lin, ¿qué más quiere decir? ¡Ya he dicho que pase lo que pase, no voy a dejar ir a este chico!
—Es cierto, no vamos a dejarlo ir!
—¡Sr. Lin, más le vale rendirse!
—Los otros altos mandos también rugieron con enfado.
—El General Dragón actuó como si no escuchara su alboroto. En cambio, tomó un sorbo de té y dijo lentamente:
— Ahora, el País de las Estrellas y las Rayas odia y teme a ese chico. Ya no se atreven a provocarlo más. ¿Quieres que el País de las Estrellas y las Rayas te ayude a lidiar con ese chico? ¿No es eso un chiste?
—Park Son-won frunció el ceño y dijo:
— ¿Qué quieres decir con eso?
—¿Sabes acerca de la destrucción de la base de los Turcos en el País de las Estrellas y las Rayas? —El General Dragón preguntó a cambio.