—Señor Yang, ¿no va a ponerse ropa estéril? —Smith le siguió apresuradamente.
—No necesito eso —respondió simplemente Yang Luo—. Con su Verdadero Qi protegiendo su cuerpo, no tenía que preocuparse de que él y el paciente se infectaran.
Cuando la puerta del quirófano se cerró, He Yinghao y los demás miraron de nuevo el quirófano. En realidad, He Yinghao aún no creía que Yang Luo pudiera realizar la cirugía y salvar a su padre. Después de todo, nunca había oído hablar de que la medicina china pudiera realizar cirugías. Sin embargo, no había otra opción. Solo podía depositar su última esperanza en Yang Luo. Esperemos que ocurra un milagro.
En este momento, Alinda, que estaba parada frente a la mesa de operaciones en un aturdimiento, vio a Yang Luo entrar y de inmediato volvió en sí.
—Señor Yang, ¿por qué entró? —Alinda preguntó confundida.
—Para salvar a alguien, por supuesto —Yang Luo sonrió y respondió.
