—¡Después de esta terrorífica colisión! —exclamó alguien.
—¡Yang Luo y su Ídolo del Dharma fueron enviados volando al mismo tiempo!
—¡Istab también fue forzado a retroceder una distancia antes de estabilizarse!
—¿Es este niño tan feroz? ¿Realmente puede hacer retroceder a Istab? —alguien preguntó sorprendido.
—¡Tienes que saber que este niño está dos pequeños reinos por debajo de Istab! —respondió otro.
La cara de Keos estaba llena de sorpresa.
—Este niño es un dios de batalla natural —suspiró Tia—. Es indomable, arrogante e irreductible. ¡Cuanto más lucha, más valiente se vuelve!
—Este niño me gusta demasiado —se rió Keos—. Me temo que el Maestro Divino y nuestros otros hermanos también admirarán mucho a este niño. ¡Debo hacer que este niño se una a nuestra Raza Titán!
—Si este niño realmente puede unirse a nuestra Raza Titán, eso sería naturalmente lo mejor —suspiró Tia—. Sin embargo, ¿cómo puede una persona como esta ser subordinada de otros?
