—Todos contuvieron la respiración cuando escucharon esto, ya que sabían lo que significaban esas palabras.
—¡Había aparecido una persona con un talento monstruoso!
—La expresión de Luo Wuya se volvió fea —agarró la muñeca de Luo Yao y la interrogó—. ¿Ese chico realmente sabe cómo refinar pastillas?
A pesar de que Luo Yao sabía que el talento para la alquimia de Ye Chen desafiaba al cielo, no esperaba que avanzara más allá del primer nivel tan rápidamente a pesar de estar herido.
—Sí...
En ese momento, Cui Yuan señaló la Torre Central y gritó:
—Definitivamente no es la primera vez que este chico entra en la Torre Central. ¡Debe haber estudiado la Píldora del Vacío Espiritual antes! ¡Eso es! ¡Eso debe ser!
—Por supuesto, no creía que Ye Chen tuviera esa habilidad.
Su hijo, como genio de la alquimia, había tardado media hora en superar el primer nivel. ¡Era prácticamente el mejor resultado en años recientes!
—¿Cómo podría compararse Ye Chen?
