—¡El corazón de todos se saltó un latido!
Entre las seis personas, aparte de Qiu Laocheng de la Secta Juewu, Ji Siqing y el Anciano Zheng, uno de los jueces era de la secta del Cian Fénix…
—¡Daoísta Nanming!
No solo el nivel de cultivación del Daoísta Nanming era aterrador, sino que su dominio de la alquimia también desafiaba al cielo. Esta fue la razón por la que fue elegido para ser el juez en esta ocasión, y definitivamente era un veterano.
En este momento, la cara del Daoísta Nanming estaba lívida de rabia. Bajo su supervisión, un discípulo de la secta del Cian Fénix fue asesinado sin razón. —¡Esto fue una provocación directa!
Luo Huan se apresuró a inclinarse y gritó:
—¡Anciano Nanming, debes hacer justicia por nosotros. La intención de matar de esta persona es demasiado fuerte y ha ignorado las reglas. ¡Debe ser severamente castigado! De lo contrario, el discípulo muerto de la secta del Cian Fénix habría muerto en vano.
