—Anciano He, ¿tienes una forma de solucionar esto? ¡Esta persona está relacionada con la supervivencia de nuestra Secta Dao! Tengo que matar a este chico antes de que alcance el nivel que aparece en mi sueño, de lo contrario, las consecuencias para la secta serán inimaginables —dijo seriamente el maestro de la secta con gran solemnidad.
El anciano He soltó un largo suspiro y se quitó un colgante de jade de su cuello, y luego fue forzado a expulsar otra gota de esencia de sangre.
—La luz parpadeó, y el colgante de jade se rompió. ¡Luego, un rayo de luz disparó sobre la proyección de la imagen, haciéndola más clara! —explicó el anciano He.
—La silueta del joven fue completamente revelada —admiró el maestro.
El maestro de la secta sintió de inmediato que esta persona se veía familiar. Apretó su mano y apareció un retrato en ella.
—Era el retrato de un joven frío y arrogante. El dragón divino se enroscaba a su alrededor, y destellos de relámpagos parpadeaban alrededor de él.