"Después de que Ye Chen hubiera hecho todo esto, se giró y miró al Maestro de Secta Fang y a los otros 50 expertos. Naturalmente, no los iba a dejar impunes.
Si no hubiera sido por la oportuna llegada de la secta de las Mil Espadas, estas personas lo habrían matado. En cualquier caso, él no era una persona bondadosa. La bondad y la misericordia no ayudaban en absoluto en las Montañas Kunlun.
—Ling Yundu.
—Maestro, estoy aquí.
Ling Yundu dio un paso al frente e hizo una reverencia.
Ye Chen hizo una pausa por unos segundos, y luego dijo:
—Aparte de los discípulos y expertos de la secta de las Mil Espadas, ¡no dejes a nadie con vida!
—¡Sí, Maestro!
Ling Yundu se levantó y blandió su espada, su fría intención de matar cubrió toda el área.
¡Se veía sediento de sangre y loco!
La expresión del Maestro de Secta Fang cambió drásticamente. Nunca esperó que su destino fuera decidido por las palabras de un niño.
Sacó un hacha gigante y miró fijamente a Ye Chen.
