"El anciano llevó a Jian Ruxue a una puerta de piedra fuertemente custodiada. Podían sentir oleadas de intención de matar radiando desde detrás de la puerta.
—¡Maestro de la Secta! —Los guardianes se arrodillaron medio.
Jian Xue asintió y miró a uno de los guardianes, preguntando:
— ¿Cómo está la persona adentro? ¿Ha estado actuando recientemente?
—No —el guardián negó con la cabeza—. Maestro de la Secta, aparte del inesperado alboroto al principio, ha estado muy tranquilo adentro.
Jian Ruxue asintió y presionó sus dedos en la puerta de piedra, que luego se iluminó de rojo y se abrió.
Detrás de la puerta de piedra había una sala vasta, y en el centro había un altar enorme. En el altar había once ataúdes de piedra enormes, que estaban grabados con runas antiguas.
El ataúd de piedra en el medio estuvo todo rojo, y la intención de matar seguía filtrándose.
Los ojos de Jian Ruxue estaban llenos de emoción mientras daba un paso adelante. De repente, el anciano dijo:
