"Esta escena dejó estupefacta a Liu Zihan, y su rostro se volvió pálido.
Ya era el siglo 21, ¿y todavía había gente arrodillándose ante otros?
Ye Chen levantó suavemente el brazo y su verdadero qi levantó las rodillas de Ye Lingtian del suelo.
—Le dejaré tus datos de contacto a ella. Consigue a alguien que cuide de ella.
—Además, te daré una receta más tarde. Envía a alguien a hacerla y tráela aquí a tiempo todos los días.
—Sí, Maestro de la Sala —asintió Ye Lingtian.
Ye Chen no se inmutó por la confusión y sorpresa de Liu Zihan. Sacó un teléfono nuevo del Cementerio Samsara y se lo entregó a Liu Zihan.
—Toma este teléfono como agradecimiento por la cena.
—Si tienes algún problema, puedes llamar al número en la agenda. Alguien te ayudará.
Liu Zihan asintió con la cabeza. Miró la caja en su mano y supo que era el último smartphone, que era muy caro.