"El viento frío soplaba, y no se escuchaba ni siquiera el sonido de la respiración en los alrededores.
Los ojos de todos estaban enfocados en el cuerpo cercenado en el suelo.
El miedo aprisionó sus corazones.
Había pasado apenas un corto tiempo, ¡y Ye Chen había matado a tantos cultivadores de la secta Espada Caída delante de tanta gente!
—¡Este chico está loco! —alguien exclamó.
El silencio duró un periodo de tiempo desconocido. Finalmente, la gente de la secta Espada Caída recobró su sensibilidad e inhaló una bocanada de aire frío.
—¡Ye Chen! —rugió el maestro de la secta.
Los ojos del maestro de la secta estaban inyectados en sangre.
Él había pensado que matar a Ye Chen sería pan comido. ¡No esperaba pagar un precio tan alto!
—¡Bien! Ye Chen, ¡eres muy bueno! —el Maestro de la secta Sun ya no estaba tan tranquilo como antes. Estaba furioso y miraba fijamente a Ye Chen. No ocultaba la intención de matar en su rostro.