Se abrió la bolsa. Chu Shuran vio una cabeza ensangrentada.
Se echó hacia atrás de manera refleja, temblando y cubriéndose la boca con horror. ¡Sus ojos estaban llenos de conmoción! ¡No por miedo, sino porque ella conocía la cabeza en la bolsa!
¡Yao Jingu!
¡Era en realidad Yao Jingu! ¡Yao Jingu, el gran maestro de las artes marciales de la Provincia de Jiangnan! ¡Un maestro de la Garra de Nube Dorada que era prácticamente famoso en el mundo de las artes marciales antiguas de la Provincia de Jiangnan!
¡Incluso había visitado personalmente a esa persona con su padre hace un año en la Colina del Bambú de Yunnan! Su padre le había dicho entonces que el hombre estaba a punto de ser contratado por una gran familia en Pekín y, para entonces, su fama inevitablemente se dispararía.
Lo más vívidamente, hace un año, ella también había presenciado con sus propios ojos al hombre hiriendo gravemente a diez expertos en artes marciales durante un combate amistoso.
¡Era aterrador!