—¡Arrogante e ignorante! ¡Sigues intentando ser valiente cuando estás a punto de morir!
La expresión de Lin Juelong se volvió feroz cuando vio a Ye Chen cerrar los ojos. — ¿Acaso esta pieza de basura lo estaba menospreciando ahora?
—¡Estaba cortejando a la muerte!
—¡Arrodíllate!
Lin Juelong no esperó más. Con un rugido, se abalanzó sobre Ye Chen.
—¡Haría que Ye Chen lamentara su arrogancia e ignorancia hoy!
Detrás de él, se condensó un tigre de sangre ilusorio, y el rugido del tigre resonó.
Por lo general, cuando un experto cultivaba una técnica poderosa, o un aura única, formarían un fantasma ilusorio que les pertenecía.
El anciano de la Secta del Alma Rota tenía una gigantesca serpiente ilusoria, mientras que Lin Juelong tenía un tigre de sangre.
Este fantasma ilusorio podía fortalecer e intimidar a los demás.
Sin embargo, todos estos fantasmas no eran más que hormigas frente al dragón de sangre de Ye Chen.