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Al final, el anciano todavía se negó.
—No importa cuánto me des, mi respuesta será la misma. Puede irse ahora.
—¡Pequeño Guang, escolta al invitado afuera!
No mucho después, un hombre con un aura poderosa entró y echó un vistazo a Ye Chen.
—Sr. Ye, por favor.
Ye Chen entrecerró los ojos, se levantó y se marchó con un gesto de su manga. Ya que el anciano no diría nada, él pensaría en una forma por sí mismo.
Sin embargo, justo cuando Ye Chen dio unos pocos pasos, el teléfono en el bolsillo del anciano sonó. El anciano miró el identificador de llamadas y presionó el botón de respuesta.
De repente, la expresión del anciano cambió drásticamente. Rápidamente colgó y dijo:
—¡Ye Chen, detente!
—Si quieres saber la ubicación de la residencia de la familia Lin, puedo revelarla. Lo prometo. Pero tienes que completar algo por mí.
Ye Chen estaba desconcertado. Se detuvo y sus ojos se tornaron graves. —¿Qué es?
El anciano miró a Pequeño Guang y dijo:
