—Estas hojas de té fueron recién arrancadas de la Montaña Wuyi. Saben bien. Prueba algunas.
—El anciano tomó un sorbo de té. Por otro lado, Ye Chen terminó el té de un trago y colocó la taza en la mesa de piedra. En el momento en que lo soltó, la taza de té se convirtió en polvo. Era evidente cuán aterradora era la fuerza del ataque anterior.
—El anciano miró el polvo y sus pupilas se contrajeron.
—Ye Chen, parece que te he subestimado. Iré al grano. ¡Te he llamado hoy para responsabilizarte! ¿Has pensado en las consecuencias de causar tal conmoción? —El aura del anciano continuó aumentando, y era obvio que estaba un poco enojado.
—El anciano observó la reacción de Ye Chen, creyendo inicialmente que este último estaría un poco asustado. Sin embargo, descubrió que Ye Chen estaba tranquilo y recogido, como si todo el asunto no valiera la pena discutir.
—¡Este chico era demasiado ambicioso!