Zhao Yunsheng no había esperado que la fuerza de Ye Chen fuera tan aterradora.
—¿De dónde aprendió este niño esta técnica?
Mientras escupía bocanadas de sangre, intentó levantarse, pero volvió a caer al suelo. Más de la mitad de sus huesos estaban rotos, por lo que solo podía quedarse mirando a Ye Chen, que se acercaba lentamente hacia él. ¡Este joven simplemente había aparecido de la nada! Antes de hoy, nunca había oído hablar de este joven en el mundo de las artes marciales de Huaxia. ¡Era como si nunca hubiera existido!
Sin embargo, la verdad de lo ocurrido estaba frente a él en este momento, y no podía hacer nada para detener a Ye Chen. ¡Solo esa persona podría! Desafortunadamente, esa persona aún no había aparecido. ¿También terminaría muriendo a manos de este chico?
Ye Chen se estiró y aflojó su cuerpo. No tenía prisa por matar a Zhao Yunsheng. Después de lo que este último acababa de intentar hacerle a su padre, una muerte rápida sería demasiado misericordiosa.
