Al escuchar estas palabras, los ojos de Ye Chen se volvieron inyectados en sangre y su ira estalló.
—¡Cualquiera que amenazara a sus seres queridos debía morir!
En este momento, su deseo de matar y destruir lo había consumido por completo. ¡Eliminaría esta amenaza del mundo para siempre!
Ye Chen blandió la Espada Mata Dragones y rugió:
—¡Desde hoy, el Palacio Xuemei ya no existirá en este mundo!
¡Este golpe de espada llevaba consigo la inmensa ira de Ye Chen!
Zhan Tao y los cuatro ancianos del Palacio Xuemei no se atrevieron a descuidarse y ejecutaron sus propias técnicas de espada. Respaldadas por la formación, las cinco técnicas de espada se fusionaron, condensándose en un gigantesco rayo de espada negro que avanzó hacia Ye Chen.
—¡Ye Chen, prepárate! No importa cuán desafiante del cielo seas, no podrás resistir este golpe de espada —dijo Zhan Tao.
—No importa cuán fuerte seas, ¡solo eres una persona!
