Entonces, la voz tranquila de Lin Juelong sonó —Preguntas demasiado. Si no hubiera sido por el hecho de que me has servido durante tantos años, ahora ya serías un cadáver.
La cara del viejo estaba extremadamente pálida mientras asentía repetidamente. ¡Todo su cuerpo estaba empapado en sudor frío!
Lin Juelong se levantó y caminó hacia la ventana. Mientras miraba el paisaje de la ciudad abajo, recordó las palabras que su maestro le había dicho.
—Juelong, he adivinado tu destino. Tu destino terminará en Ciudad Capital. Si no cortas esa amenaza de antemano, habrá consecuencias inimaginables.
—Cuando vayas a Ciudad Capital, debes pensar en una manera de investigar este asunto y deshacerte de la amenaza.
Lin Juelong no había regresado a la capital desde hace muchos años. Si no hubiera sido por la adivinación de su maestro, no habría vuelto. Después de todo, la adivinación de su maestro había demostrado ser extremadamente precisa una y otra vez.