—¡Estaba siendo suprimido por Ye Chen!
Sonidos estruendosos resonaban continuamente en el Palacio del Corazón Divino. Ahora Mu Ye estaba cubierto de sangre por la paliza de Ye Chen. Su rostro estaba amoratado e hinchado.
Los grandes ojos de la Novena Princesa brillaban con emoción.
Comparado con ese molesto Mu Ye, ella claramente esperaba que Ye Chen ganara.
—Jeje —Ye Chen blandió su espada y se burló de Mu Ye—. Joven Maestro Mu, ¿recuerdas lo que dijiste antes? ¿Que la basura debería parecer basura? Joven Maestro Mu, ¿qué crees que pareces en este momento?
Con una fuerte explosión, la barrera blanca se disipó una vez más. Mu Ye no pudo evitar gritar y escupir un bocado de sangre.
Escuchando la burla de Ye Chen, Mu Ye casi grita en voz alta. Desde joven, ¿cuándo había sufrido de esta manera?
—Si tan solo su técnica del alma no fuera inútil contra Ye Chen —se lamentó silenciosamente Mu Ye.
