—¿Cómo no iban a reírse? ¡Esa persona era un chiste! —Ye Chen ignoró la risa de ambos y continuó hablando con un tono indiferente—. ¿Quieres apostar?
—¿Quieres apostar? —Wu Xian finalmente dejó de sonreír y miró a Ye Chen con burla—. Por supuesto, pero, ¿qué vas a apostar?
—Tienes que aceptar estos términos. De lo contrario, me temo que no cumplirás tu palabra —Ye Chen miró a Wu Xian con una media sonrisa—. No te preocupes. No volveré atrás en mi palabra. Tú tampoco deberías hacerlo. Si pierdo, te seguiré al Valle Demonio Múltiple. ¿Qué te parece?
—No es suficiente —Wu Xian negó con la cabeza, fingiendo insatisfacción.
—Entonces dime, ¿qué más quieres? —Ye Chen se burló.
—¿Por qué no te arrodillas ante mí frente a todos? —Wu Xian pensó por un momento y sonrió a Ye Chen. Su mirada era fría—. Ese sería el castigo de Ye Chen por provocar al Valle Demonio Múltiple.