La ciudad entera estaba impregnada de un espeso aura de muerte. No sólo eso. Ye Chen también sintió un rastro del aura de su maestro.
Rápidamente se dirigió allí y encontró que las palabras 'Prisionero del Reino Divino' estaban grabadas sobre la ciudad muerta.
—¿Acaso no fue un accidente que su maestro hubiera quedado atrapado aquí? —se preguntó.
—¿Fue obra del Reino Divino? —volvió a preguntarse.
En aquel entonces, Lan Xueyue era solo un experto del reino de la Creación, entonces ¿por qué el Reino Divino lo encerró durante diez mil años?
Lo que Ye Chen no sabía era que la razón era porque Lan Xueyue había escuchado accidentalmente un secreto de varios cultivadores del Reino Divino. Sin embargo, los cultivadores del Reino Divino no eligieron matar a Lan Xueyue. En su lugar, optaron por encarcelarlo en esta ciudad muerta para siempre.
En sus ojos, torturar a una hormiga en el abismo infinito y silencioso era mucho más interesante que matarla directamente.
