—Busqué en toda la isla, pero no pude encontrar a Yin Ming. Era como si... hubiese desaparecido completamente —dijo él.
—Lo que es aún más extraño es que Yin Ming debería estar viva, entonces, ¿por qué no hay rastro de ella? ¡Algo anda mal! —exclamó preocupado.
En ese momento, Ye Chen cayó en profundos pensamientos.
Recordó la escena después de la herencia. Parecía que efectivamente había algo raro con Yin Ming.
No debería haber ningún problema con la herencia de Mo Lingzi. Él la había revisado.
En ese caso, ¿qué fue exactamente lo que pasó para que Yin Ming quisiera irse con tanta prisa?
¡Tenía que haber un problema en algún lugar!
—De acuerdo —dijo de nuevo el apuesto joven de antes—. ¡Ahora anunciaremos a los 49 ganadores! Comenzando desde el cuadragésimo noveno lugar, los genios de las distintas sectas cuyos nombres sean llamados serán invitados a subir la Escalera de Fuego Divino!
