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Sin embargo, el maestro de Zining nunca le daría algo tan importante a un extraño, incluso si fuera un discípulo de la Secta Luna Mística.
En el Continente Lingwu, ¡todo tenía que ser intercambiado por algo de igual valor!
—Fui a visitar al Maestro cuando estabas inconsciente. Desafortunadamente, el Maestro estaba en seclusión, así que no pude decirle sobre la Tableta de Reencarnación —Zi Ning sacudió su cabeza y dijo.
—Sin embargo, el Maestro aún me dijo algo. Si pasas la prueba del discípulo secreto, el Maestro saldrá de la seclusión para verte.
—Dado que este asunto es muy importante para ti, es mejor que veas al Maestro personalmente. Realmente es inapropiado para mí ser la intermediaria.
Ye Chen asintió. Zining había hecho todo lo posible. En circunstancias normales, ella no habría permitido que nadie se acercara y tocara el ataúd sellado, pero lo había hecho por Ye Chen.
¡Pase lo que pase, Ye Chen le debía un favor!
