Bajó la cabeza y dijo con tristeza:
—Probablemente tomará algo de tiempo para que puedas liberar mi verdadero cuerpo.
—Sin embargo, lo que quiero decir es que tú eres mi sucesor. En el Cementerio Samsara, nuestras almas divinas simplemente están aquí para tomar el relevo y continuar con el trabajo de nuestros predecesores, y ayudarte a crecer.
Ye Chen no interrumpió. Aunque Chen Anping, Wang Gantian, Nie Baijian y otros habían dicho estas palabras antes, su estado de ánimo y sus sentimientos eran diferentes. Cada uno de ellos tenía algo que decirle a su sucesor así como a las almas divinas que los relevarían.
—No te preocupes. ¡La fuerza del Maestro de la Tumba ha aumentado muy rápidamente! —Xiao Yao se rió y dijo—. Dado que nos hemos cruzado a través del Cementerio Samsara, considero a todos ustedes mis buenos amigos. En menos de un año o dos, nuestros verdaderos cuerpos serán liberados. ¡En ese momento, beberemos y compondremos poemas juntos!
