—¡Zumbido! ¡Zumbido! ¡Zumbido!
El cuerpo roto del dragón del alma se convirtió en rayos de luz gris y regresó al cuerpo de Ji Lin.
—Dragón de sangre, ¿qué está pasando?
—¿El dragón del alma no ha sido destruido todavía? —preguntó Ye Chen ansiosamente. Se dio cuenta de que Ji Lin seguía inconsciente y que el malévolo veneno del alma aún residía en su cuerpo.
—Maestro, utilicé el poder de mi linaje de sangre para suprimir al dragón del alma. Sin embargo, no puedo destruir completamente al dragón del alma. Después de todo, se formó a partir del poder del alma de un experto del reino de la Creación de octavo nivel. No puedo deshacerme de él a menos que alcance el reino de la Creación yo mismo —explicó el dragón de sangre. El cuerpo del dragón de sangre se volvió mucho más pequeño y parecía estar un poco débil.
Continuó explicando:
— Mi fuerza actual es como mucho equivalente a un experto del reino del Caos Primordial. Por supuesto, eso podría no ser el caso si lo doy todo.
