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—¡Zheng Kuang, bastardo! —Abad Wu Yu del Templo Zhenkong maldijo. Miró al Tío Zheng y reprendió:
— ¡Sinvergüenzas desvergonzados! ¿Cómo se atrevieron a permitir que Ye Shitian matara a tantos discípulos de nuestras Cien Sectas?
—¡Maldita sea!
—¡Ye Shitian merece morir!
—¡Zheng Kuang, no pienses ni por un segundo que no nos atrevemos a matarte solo porque eres de la familia Beigong!
—¡Incluso tú, Señorita Séptima, eres tan cruel! Enviaste a Ye Shitian a matar a todos los jóvenes genios de las Cien Sectas!
—¡Si no fueras la Señorita Séptima de la familia Beigong, te desollaría viva hoy mismo!
Muchos ancianos de las sectas en el pico del reino del Rey Divino y en la etapa inicial del reino Primordial del Caos apuntaron al Tío Zheng y a Beigong Ziyu y los maldecían.