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—¿Intentando escapar? ¡Ni lo pienses! —Ye Chen estiró su mano izquierda, y su energía de sangre brotó. Una gran mano se condensó en el cielo y se abalanzó como una nube roja sangre. Aplastó al Príncipe Fengmu convirtiéndolo en pasta de carne, dejando solo intacto el núcleo de la bestia demoníaca del último.
—¡Argh!
—¡Humano, has matado al descendiente de la Corte Real del Destino! —Humano, dime tu nombre. ¡La Corte Real del Destino nunca te perdonará! —El general que había intentado negociar antes parecía haberse vuelto completamente loco. Su energía de sangre estalló desde su cuerpo mientras cargaba como un lunático. Su cuerpo chocó contra las tropas huyentes, convirtiéndolas en carne picada. En ese momento, estaba quemando su cultivación y alma para entregar un ataque apostando su vida.
—¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! —El disperso Ejército Real del Destino huyó hacia el este.
