—¿Los cuatro de ustedes aún piensan que pueden escapar vivos? Ya han decepcionado a los mayores que lucharon contra el Clan Espíritu de Sangre! —Ye Chen no mostró misericordia y de repente atacó con la palma de su mano, golpeándola contra un caldero de bronce flotante sobre la cabeza de un anciano de la familia Cui.
¡Clang! ¡Clang! ¡Pa! ¡El caldero de bronce explotó!
El anciano de la familia Cui escupió un gran chorro de sangre y cayó débilmente al suelo. Rápidamente gritó:
—¡Ye Chen, por favor, perdona mi vida. Haré cualquier cosa por ti!
—¡No te necesito! ¡Muere! —La palma de Ye Chen atacó de nuevo, convirtiendo al hombre en una pulpa sangrienta. ¡Sus carnes y su sangre salpicaron por todo el suelo!
Por ahora no tenía los medios para controlar a los expertos del reino Emperador Supremo, así que no tenía sentido mantener a ninguno de ellos vivos, ¡especialmente a estos bastardos traidores!
