—Luo Yao estaba enfocada en la alquimia, por lo que su cultivación marcial no era alta.
—Naturalmente, no era lo suficientemente fuerte como para detener a Cui Yong.
—Solo había salido aquí hoy para manejar algunos asuntos. Después de todo, ¿quién en la Ciudad Danxu se atrevería a tocarla?
—¡Desafortunadamente, el loco Cui Yong sí!
—Su rostro estaba pálido mientras consumía apresuradamente una píldora, planeando usar la técnica para escapar.
—¡Sin embargo, antes de que pudiera usarla, fue interrumpida!
—En este momento, Luo Yao estaba realmente en un estado lamentable.
—Cuando Ye Chen vio esto, sacudió la cabeza sin poder hacer nada.
—Parecía que la situación en la Ciudad Danxu había cambiado después de aquella batalla. De lo contrario, Luo Yao no habría sido atacada por una persona así en el pasado.
—Luo Yao, oh Luo Yao, hoy me toca a mí salvarte —dijo con una sonrisa despreocupada.
—¡Huang Zhantian! —gritó Ye Chen mientras levantaba la mano—. ¡Hazlo!
