—Puedes visitar cuando quieras, Kate —dijo Maya mientras se encontraba de pie frente a la panadería con su madre, despidiendo a Kate y Theo mientras se preparaban para mudarse de Camden a la ciudad de Nueva York—. No cambiaré el nombre de la panadería. Siempre será la panadería de Kate, y siempre eres bienvenida a quedarte aquí ya que la casa es tuya en primer lugar.
—Gracias, Maya. Pero no te preocupes, la casa y la panadería son tuyas. Te las ganaste —Kate sonrió antes de abrazarla—. Voy a extrañarte, Maya.
Maya la abrazó con fuerza —Yo también te voy a extrañar, Kate. Gracias por todo.
—Bueno, ¿nos vamos ahora? —preguntó Dahlia mientras llevaba a Theo.
—Sí —asintió Kate. Tomó a Theo de la mano de Dahlia, permitiendo que la vieja suegra entrara en el coche, y se sentó al frente junto al conductor.
—Me voy. Cuídate, Maya —dijo Kate.
—Cuídate también, Kate —dijo Maya—. Y tú también, Theo. Adiós.
—¡Adiós, Maya! —Theo agitó su mano, y luego dijo—. No llores…