—Te lo aseguro, señorita. Esta es la señora Dahlia Grant. Incluso le hemos sacado una foto dentro —dijo el hombre, mostrando la imagen en su teléfono.
—Sarah vio a Dahlia sentada en una silla de madera con las piernas y los brazos atados. Ella parecía asustada, como debía estarlo, porque Sarah estaba dispuesta a hacer absolutamente cualquier cosa, incluso torturar a una anciana para poder encontrar a Kate y a Teodoro y matarlos.
—Sarah sabía que su plan se había enredado y complicado en aquel momento.
—De hecho, no estaba segura de qué haría después de matar a Kate, porque la muerte de Kate y Theo significaba que Henry enloquecería completamente y probablemente la mataría a ella.
—Pero ella era como una rata acorralada que no podía hacer nada, y todo lo que podía hacer era morder lo más fuerte que podía.