—Pero yo soy la otra mujer —dijo Kate—. Estabas comprometido con esa mujer cuando lo hiciste conmigo. Me colmaste de tanto amor hasta que me embriagué pensando que estabas enamorado de mí.
—Dijiste que yo soy tu única y que te casarías conmigo lo antes posible —dijo Kate—. Dijiste tantas palabras dulces desde tus labios y me engañaste hasta este punto.
—¡Pero el compromiso es solo una farsa! —dijo Henry—. Mi padre, él, él es un anciano loco con tanto ego. Quiere que me case con una dama noble para que continúe nuestro legado familiar como una familia noble de antaño. Nunca estuve enamorado de ella y ella nunca estuvo enamorada de mí.
Henry recordó lo que había hecho Sarah para seducirlo. Estaba asqueado, pero al mismo tiempo agradecido por lo que ella estaba haciendo porque era una llamada de atención.
Ahora se dio cuenta de que no podía confiar en Sarah.
No había forma de que confiara en una mujer que me deseaba después de decirse a sí misma que quería a James más que a él.
