—Deberías ir a trabajar ahora, Henry. Todavía tienes muchas cosas que hacer en la oficina —Kate le aseguró.
—¿Y te dejo aquí sola? Ni de broma —Henry insistió—. Estaré a tu lado.
—Henry... —Kate suspiró—. Esto es por el bien de mi divorcio. No te preocupes por mí, puedo usar Uber para volver al apartamento.
—Pero
—Henry —la voz de Kate se volvió seria, sabiendo que Henry no se daría por vencido.
Kate movió la cabeza, indicando a Henry que se fuera, o se quedarían atrapados en este inútil estancamiento por demasiado tiempo.
—No te atrevas a hacerle nada a ella, Graham —Henry apretó los dientes y miró fijamente a Graham.
—¿No estarás exagerando un poco? —dijo Graham—. Estamos en público, no soy algún matón que vaya a tocar a tu pareja.