Henry chasqueó la lengua con admiración. Estaba admirando la belleza de Kate.
Era la mujer más hermosa que había conocido, y se volvía aún más hermosa cuando sonreía con picardía con su lápiz labial rojo.
Lo excitó tanto que se preguntó si Kate había lanzado un hechizo sobre él que lo convirtió en un tonto enamorado y caliente.
—Sabes, después de conocerte, me acabo de dar cuenta de que tengo debilidad por...
—¿Una pelirroja? —Kate adivinó antes de que Henry pudiera terminar su frase.
Henry soltó una carcajada. Se inclinó y besó a Kate en la mejilla antes de responder:
—En parte, pero más que eso, creo que desarrollé un fetiche por una belleza despiadada como tú.
—¿Una belleza despiadada, eh? —Kate no sabía si le gustaba ese título o no. Ella nunca había sido cruel antes. Todo lo que hizo fue soportar las tormentos de Erin mientras cumplía todas las locas demandas de Erin.
Pero de alguna manera cambió después de quedar embarazada del bebé de Henry.