—¡Uf! —Henry sostuvo su cuerpo con ambos codos para asegurarse de no presionar accidentalmente a Kate y a su bebé—. Podía sentir el desorden ahí abajo.
Pero aún estaba muy erecto. Era un hombre con mucho semen para repartir, tenía un alto apetito sexual y no era fácil para él calmarse, especialmente cuando la mujer con la que estaba ahora era la de su elección.
—Uhh… hnnn… —La mirada de Kate se volvió borrosa—. Su pecho subía y bajaba mientras trataba de recuperar el aliento después del sexo salvaje en la oficina. Miró a Henry, quien todavía estaba sobre ella, sosteniéndose con su codo.
Él también estaba en la misma condición que ella, sudoroso y exhausto, pero ambos se sentían bien.
Sin embargo, ella pudo sentir que él seguía duro dentro de ella:
—¿Henry?
—¿Sí, Gatita?
—Sácalo —dijo Kate.
Henry hizo una mueca:
—¿Podemos hacerlo de nuevo? Aún no estoy satisfecho. Podemos dar otra ronda, de verdad.