Kate estaba aturdida durante un rato hasta que se sobrepuso al notar que algo estaba terriblemente mal —Espera, ¿cómo me llamaste? ¿Por qué me llamas Señora Grant? ¡Aún no nos hemos casado!
—Jaja, supongo que me deslicé —guiñó un ojo Henry—. Fue mi culpa, de todos modos soy solo un juguete sexual. Necesito mucha orientación.
—Juguete sexual... —Kate se quedó sin palabras. Giró su cuerpo para enfrentar a Henry inconscientemente ya que sus palabras sintieron como si le hubieran echado un cubo de agua helada encima, no podía comprender lo que acababa de decir—. ¿Cómo puedes decir algo así? ¿No te avergüenza que te llamen juguete sexual? Eres Henry Theodore Grant, eres el dueño de esta empresa y el único heredero de los negocios multimillonarios de la familia Grant.
Ella miró a Henry con ternura, su corazón se quebró por alguna razón cuando él se llamó a sí mismo un juguete sexual.