En medio de su estado de ánimo conflictivo, también se culpaba a sí misma por ser débil, —¿Por qué eres tan débil, Kate? ¿Cómo puedes dejar que tu propia hermana pisotee tu dignidad así? ¿Cuánto tiempo vas a tolerarla?
Kate se dio cuenta de que la codicia de Erin no tenía límites y nada podía saciarla. Ella seguía exigiendo más, utilizando la vida de su madre como una amenaza que constantemente tendría sobre la cabeza de Kate. Lo único que Kate podía pensar que combatiría la crueldad de Erin era que Kate llamara a su madre ella misma.
Kate rápidamente se secó las lágrimas. Reunió coraje y levantó el teléfono. Buscó la información de contacto de su madre y le dio una llamada.
Cada vez que escuchaba un pitido en el teléfono, su corazón se aceleraba y latía más fuerte como un tambor hasta el punto de que podía escuchar su propio latido.
Después de unos cuantos pitidos, la línea finalmente se conectó, y Kate casi saltó de susto cuando escuchó la voz de su madre.
