El cuerpo de Kate se tensó.
No podía mentir. El día que pasó con Henry ayer fue simplemente mágico.
Nunca había tenido unas vacaciones o un pequeño viaje con Matt antes. Nunca había visto la puesta de sol con un hombre, cenado en un restaurante elegante sin tener que pagar, o contemplado el horizonte de la ciudad mientras un hombre la sujetaba con sus fuertes brazos desde atrás.
Aunque Henry no fue su primer amor, ahora tenía muchos de sus primeros momentos.
Por eso Kate sintió como si le hubieran echado agua fría en la cabeza cuando se dio cuenta de que en realidad se estaba enamorando de un mujeriego que veía a las mujeres como un juego y un premio para ganar.
Se sintió como una mierda al saber que Henry no tenía planes de cumplir con todas las dulces promesas que hizo anoche. Y Kate sabía que era una idiota por creer en todas ellas.