—¡Ah! ¡Tú pedazo de mierda! ¿¡Cómo te atreves a hacerme esto? —Sarah comenzó a perder el control de sí misma—. Gritaba como una loca y miraba furiosamente a Henry, que se mantenía detrás de Klaus, sonriendo maliciosamente mientras disfrutaba del espectáculo de la lucha de Sarah—. ¡Espera y verás, Henry! Ya no necesito ese puto título. Todo lo que quiero es matar a tu hijo. ¡Voy a quebrar el cuello de ese chico con mis propias manos!
La sonrisa de Henry se desvaneció un poco al escuchar eso. Sabía que Sarah había sido completamente despojada de su poder, pero eso no significaba que estuviera contento oyendo todas esas amenazas.
—Lamento que hayas presenciado esto, Conde Klaus. Quiero llevar una vida tranquila con mi futura esposa e hijo. No quiero que ella interfiera. —dijo Henry a Klaus.
Klaus miró a su hija y apretó los puños.