—Has dado la espalda a tu familia, así que nosotros te dimos la espalda —Dahlia dictó la pena de muerte a Marlon por todas las cosas que había hecho antes—. Él sólo pudo sentarse débilmente mientras le extraían la sangre de su cuerpo.
—¿De verdad no hay manera de que me perdones? Haré cualquier cosa... —Marlon continuó suplicando—. No quiero morir siendo odiado por mi esposa. No lo puedo soportar.
—A menos que puedas resucitar a nuestro hijo muerto o volver atrás en el tiempo para corregir tu error, nunca te perdonaré, Marlon —dijo Dahlia—. Asesinaste a mi hijo. También hiciste tantas cosas para arruinar la felicidad de mi segundo hijo. Eres un hombre terrible, y nada cambiará eso.
Marlon bajó la cabeza.
Ahora que Dahlia había soltado la bomba, finalmente se dio cuenta del irreparable daño que había causado a su familia.
