—Mi decisión es definitiva, Dahlia —insistió Kate—. Este es un adiós.
Dahlia estaba a punto de llorar otra vez. Había derramado tantas lágrimas durante el viaje que sus ojos se habían hinchado.
—Entonces, ¿puedo al menos sostener a mi nieto por un rato? Sé que no podré cargarlo o verlo crecer por mucho tiempo.
Kate entregó al bebé a Dahlia, permitiendo que Dahlia sostuviera a su nieto.
—Realmente tiene las características de Henry. Siento como si estuviera viendo al pequeño Henry.
Henry entró en su vida cuando ya tenía cinco años, por lo que nunca supo cómo se veía Henry cuando era un bebé.
Pero ver a Teodoro fue suficiente para que Dahlia imaginara lo lindo que era Henry de bebé.
—Mi nieto, espera a tu papá, ¿de acuerdo? La abuela se asegurará de que tu papá se convierta en un hombre poderoso, lo suficientemente poderoso para protegerte a ti y a tu mamá. No pasará mucho tiempo, lo prometo —dijo Dahlia—. La abuela te quiere, Theo.
