—Si hubiera sabido que terminarías así, habría cancelado nuestro matrimonio en aquel entonces —dijo Dahlia—. No haces más que aportar dolor y sufrimiento a la familia que amo, Marlon Grant.
Las palabras de Dahlia resultaron ser demasiado para Marlon. Sus respiración comenzó a desordenarse, y se veía pálido.
—D—Dahlia, yo—yo he estado pensando en mis días, y me he dado cuenta de que ya estoy viejo y enfermizo —dijo Marlon—. Ya no puedo funcionar bien fuera de mi cama, y deseo que pudieras estar aquí conmigo. Así que por favor…
—Por favor, regresa a casa y pasemos juntos nuestros últimos días. No quiero morir solo, por favor... —Marlon continuó rogándole, esperando que alguno de sus esfuerzos pudiera ganarse la simpatía de Dahlia.
—¿Para que puedas planificar otra vez mi asesinato?
—No, yo— —Marlon negó con la cabeza desesperadamente, aunque Dahlia no podía verlo en ese momento. Fue arrastrado por sus emociones, algo que rara vez sucedía.