"Henry fue al baño. Se miró en el espejo y se dio cuenta de que había estado llorando hasta que sus ojos se pusieron rojos.
Por primera vez en su vida, odió ver su propio rostro bonito.
El rostro que le había conseguido tantas damas en el pasado, el rostro que lo hizo ser descubierto en la calle o reclutado por los talentos cinemáticos.
Ahora lo odiaba.
¿Por qué?
Porque con este rostro bonito no pudo hacer nada cuando la mujer que realmente amaba corría peligro, lamentaba no haber utilizado más su cerebro cuando todavía estaba en la universidad. Se dejó llevar por el sexo y la vida festiva desenfrenada en ese entonces, y su apariencia y estatus eran suficientes para obtener a las mujeres que quería.
Tenía que haberse centrado en aprender muchas cosas de James y Vernon en vez de vagabundear como un idiota.