—Señora, ¿quiere que le abra la puerta? —preguntó Michael.
Kate cruzó los brazos, no porque estuviera segura, sino porque quería un poco de consuelo para sí misma. En realidad, estaba abrazándose los codos en ese momento.
Sabía que nada bueno salía de este tipo de lugar, y esperaba al 100% que Henry estuviera desnudo con una mujer o dos... o tal vez más que eso.
No sabía cómo reaccionar. Quería enfadarse y golpear a Henry en la cara por engañarla mientras estaba embarazada de su hijo.
Pero se preguntaba si en realidad podría hacer eso.
Kate abrazó sus codos con más fuerza y se endureció:
—No importa qué clase de abominación vea. Tengo que asegurarme de ser lo suficientemente fuerte para dejarlo. Él es mi última oportunidad, y si me rompe el corazón, trabajaré por el resto de mi vida, lejos de cualquier hombre y criaré a mi hijo yo sola.
Kate tomó una respiración profunda para armarse de valor y asintió:
—Abre la puerta, Michael.