—¿Matt? ¿Estás ahí? —preguntó Mary al conectar la llamada.
Matt maldijo en su corazón, pero aún así respondió a regañadientes,—H—Hola, mamá, ¿qué pasa?
—Oh, gracias a Dios, estás ahí. Estaba preocupada porque no me has llamado —suspiró Mary aliviada—. ¿Qué pasa, hijo? ¿Por qué no me has llamado en casi un mes? ¿Hay algo mal con tu trabajo?
—Todo está bien, mamá —respondió Matt, sin querer contarle a su madre sobre su verdadera situación. No era un director reconocido que había dirigido muchas películas y programas de televisión. Solo era un fracasado que dependía de la tarjeta de crédito de su esposa.
—¿Estás seguro de que está bien? Porque hace tiempo que no me envías dinero —dijo Mary—. Ya sabes que mis gastos de vida son muchos ahora, necesito mucho dinero para asegurarme de que Harry tenga una buena vida.
Matt no pudo evitar chasquear la lengua con irritación cuando su madre mencionó a ese inútil bastardo que vivía con ella ahora.