[Advertencia: Contenido maduro.]
Los suaves ojos de Henry se volvieron afilados al instante cuando escuchó la última frase. Apretó sus brazos hasta que Kate no tuvo forma de escapar de él.
Había estado tranquilo y sereno todo el tiempo porque no quería asustarla ni forzarse sobre ella.
Pero ella siguió presionando sus botones, y esa última oración fue la gota que colmó el vaso.
—Olvida esa idea. No tienes permitido encontrar a alguien más aparte de mí —dijo Henry. Sus ojos eran profundos y llenos de posesividad, para sorpresa de Kate—. ¿Realmente crees que puedes escapar de mí después de que te entregue todo mi corazón?
—¿H—Henry? —Kate no sabía qué le había pasado. Pensó que él simplemente se quedaría allí y la dejaría desahogarse.
—No sabes hasta dónde estoy dispuesto a llegar solo para abrazarte, Gatita —dijo Henry—. Tienes mi corazón ahora, ¿por qué no puedo tener el tuyo también? ¿Me falta algo? ¿Por qué sigues dudando de mí?