—Mucho. Sé dónde vive su esposa embarazada secreta y también sus padres. Tengo ojos alrededor de él, pero no puedo atacar hasta que renuncie a la agencia —explicó Laura.
Sabrina se sintió aliviada pero también sorprendida de que Laura hubiera avanzado pero no podía entender la razón por la que la última no podía actuar inmediatamente.
—¿Por qué es eso?
—Si algo sale mal, la agencia estará en problemas pero si ataco como una agente rebelde, entonces la culpa recaerá sólo en mí —explicó Laura.
Cada día que recibía información de los espías que seguía pagando para vigilar a Julius y a su familia, su corazón ansiaba venganza, pero había respetado las reglas.
Tuvo la oportunidad de renunciar antes, pero se había acercado tanto a Sabrina y se había enamorado de los gemelos que no pudo rechazar la propuesta de Robin para que se mudara con ellos.
Su salario también era excelente, ya que necesitaba más dinero para seguir pagando a las personas con las que trabajaba.