—Mi reina, ¿está todo bien en casa? ¿Y los gemelos? ¿Están bien? —preguntó Robin tan pronto como respondió a la llamada.
A pesar de que estaba ansioso por todo lo que estaba sucediendo en casa, también estaba perturbado por la condición de Lizzy, sin saber cómo explicárselo a Sabrina ya que los médicos aún no habían hablado de ello.
—Todos están bien. He estado llamando al teléfono de Lizzy pero no responde. ¿Está contigo? —Preguntó Sabrina ansiosamente. Los labios de Robin se apretaron y decidió contarle.
No estaba bien ocultarle a su hermana la condición de Lizzy de todos modos. —No. Está en la sala de urgencias. Lo siento mi reina, pero ella misma no se dio cuenta hasta que Jacob notó que estaba sangrando.
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo está ella? —La voz de Sabrina ya estaba llorosa. Como si preocuparse por Daniel no fuera suficiente, Lizzy tenía que seguir su camino. Robin tragó con fuerza y se lo explicó.