—Se me olvidó decirte antes que estaré viajando por unos días, pero regresaré para recogerte para la fiesta —dijo con un tono ligeramente apenado—. Zayla no pudo ocultar su disgusto aunque lo intentara.
Su presencia en la vida de Robin parecía ineficaz porque se sentían separados. Si no, ¿cómo pudo dejar la misma casa en la que durmieron juntos para decirle por teléfono que estaba viajando?
—Robin ¿y tú me lo dices ahora? Estaba planeando una sorpresa para ti esta noche y la arruinaste.
—Lo siento Zayla, pero ya deberías saber que cosas imprevistas como esta ocurren con la naturaleza de mi trabajo —explicó.
—Entonces, ¿acabas de decidir ahora mismo que tenías que irte de viaje de negocios? —preguntó Zayla con lágrimas en los ojos.
A Robin no le gustaba esto. Sabrina nunca se quejaba si le informaba un minuto antes de la hora de la cena que no regresaría a casa, ¿pero Zayla?
Robin no estaba acostumbrado a manejar a llorones y Zayla le parecía un desafío.